Un hallazgo asombroso en las profundidades del Pacífico, a unos 4.000 metros bajo la superficie, ha revelado que ciertas formaciones rocosas tienen la capacidad de generar oxígeno sin la presencia de luz solar. Este proceso, bautizado como 'oxígeno oscuro', se ha observado en la vasta llanura abisal de Clarion-Clipperton, una región de gran interés para la industria minera debido a sus abundantes nódulos polimetálicos. La revelación, publicada en Nature Geoscience, no solo amplía nuestro conocimiento sobre la vida en el océano profundo, sino que también genera un debate crucial sobre los posibles efectos de la minería submarina en estos ecosistemas únicos y poco comprendidos.
El fenómeno del 'oxígeno oscuro' se refiere a la producción de oxígeno por medios químicos y microbianos que no dependen de la fotosíntesis, un proceso que hasta ahora se creía exclusivo de plantas y fitoplancton. Aunque ya se conocían ejemplos de producción de oxígeno en la oscuridad terrestre, este descubrimiento en el océano profundo, vinculado a rocas en el lecho marino, representa un avance significativo. Experimentos en la zona Clarion-Clipperton mostraron un aumento inesperado en la concentración de oxígeno, incluso cuando se eliminaron los microbios, lo que sugiere que las rocas actúan como 'geobaterías' naturales, capaces de realizar electrólisis para liberar oxígeno en un entorno completamente oscuro.
Este extraordinario descubrimiento ha encendido la discusión científica, con algunos investigadores pidiendo más evidencia para confirmar el mecanismo exacto y la magnitud del flujo de oxígeno. Sin embargo, el consenso es que, independientemente de los detalles, la existencia de 'oxígeno oscuro' subraya nuestra limitada comprensión de los ecosistemas abisales. La zona de Clarion-Clipperton, bajo la jurisdicción de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos de la ONU, es un objetivo para la minería de metales críticos esenciales para tecnologías verdes, como baterías de vehículos eléctricos. Este conflicto de intereses ha llevado a más de 25 países y numerosas organizaciones a solicitar una moratoria en la minería de aguas profundas, argumentando que los impactos a largo plazo en estos ecosistemas frágiles, formados a lo largo de millones de años, son desconocidos y podrían ser devastadores. Extraer estos nódulos sin comprender completamente su rol ecológico podría ser tan imprudente como socavar los cimientos de una vivienda sin prever las consecuencias.
Este hallazgo nos obliga a reflexionar sobre las implicaciones de nuestras acciones en la búsqueda de la transición energética. Aunque el 'oxígeno oscuro' no resolverá el cambio climático, sí nos recuerda que la sostenibilidad no solo reside en el qué, sino también en el cómo. La extracción de metales del fondo marino podría tener costos ambientales incalculables, desde la alteración de hábitats hasta la pérdida de fuentes de oxígeno vitales. Es imperativo que, como sociedad, prioricemos la investigación científica independiente y adoptemos un principio de precaución antes de embarcarnos en la explotación comercial de los fondos marinos, garantizando que no comprometamos la capacidad de estos ecosistemas para mantener la vida en sus formas más misteriosas y esenciales.